Me llamo Jara, nací en Zaragoza pero a los tres años mis padres se mudaron a Pamplona por trabajo. Navarra fue el escenario de mi infancia hasta que a los 18 me mudé a Madrid a estudiar y… aquí me quedé.
Lo de escribir lo traía desde muy pequeña —mis abuelos se hartaban a escuchar mis cuentos cuando todavía no sabía ni coger un bolígrafo—, pero fue con quince años cuando decidí aprender mecanografía y escribir mi primera novela. Dos años después (en 2007), gané el Premio Jordi Sierra i Fabra con Te comerás el mundo (SM), que se publicó ese mismo año.
Os podéis imaginar la ilusión tremenda que supuso para mí ver mi primer libro publicado siendo tan jovencita, y fue un enorme impulso para que comprendiera que lo mío era contar historias y me animase a estudiar periodismo. A día de hoy, compagino mi carrera en comunicación (una cuenta-cuentos profesional, como me gusta pensar) con esa pasión que forjé de pequeñita y que solo ha ido creciendo desde entonces: la escritura.
En 2016 gané el premio Plataforma Neo por Londres después de ti, mi segunda novela publicada, que también era juvenil —o young adult, en realidad—, pero desde entonces he dado el salto al género más maravilloso y trepidante que existe: el middle-grade.
Hasta hace bien poco, en realidad, yo no sabía qué era eso del middle-grade. Solo sabía que quería escribir para lectores de 9 años en adelante. Porque es una edad preciosa, una transición entre infancia y adolescencia en la que ocurren cosas importantísimas. Sin ir más lejos, es el momento en que muchos niños, después de leer irremediablemente lo que sus padres les han comprado, empiezan a encontrar su propio criterio en la librería y se enganchan de verdad.
Además, esa fue la edad en la que yo misma me enamoré de leer.
La saga Los dioses del Norte ya ha llegado a más de 100.000 lectores y eso todavía me da un poco de susto. Pero pensar que para algún niño haya podido ser ‘ese primer libro’ que les ha enganchado a toda una vida de literatura es una sensación indescriptible.